Hoy defiende el silencio guardado en el gobierno electo ante las críticas por el proceso de instalación y cuestiona a dirigentes del PS que interpelan por una vocería de la nueva administración.
El jefe programático del PPD, Francisco Vidal, fue vocero de Gobierno de Ricardo Lagos y también de Michelle Bachelet. Como un político que ha hecho gala de su locuacidad, analiza la falta de una voz desde el gobierno electo luego del requerimiento que han hecho en este sentido desde el PS y la DC.
Defiende el trabajo del designado ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, a quien conoce desde hace 20 años y critica a los
parlamentarios del PS, Osvaldo Andrade y Carlos Montes por sus cuestionamientos al silencio del bacheletismo.
-¿Cual es su evaluación de lo ocurrido con el caso de las autoridades designadas que hoy están siendo cuestionadas?
-Ha sido un problema menor en relación con lo que puede venir. Nuestro gobierno va a tener miles de dificultades. Yo levanto una tarjeta amarilla para los partidos políticos, por lo ocurrido porque estos son momentos donde hay que cerrar filas en torno a la Presidenta y no empezar a hacer un festival de declaraciones, a pesar de que Mahmud Aleuy y Ximena Rincón han dicho que se espera una decisión presidencial después del 24. Y se debe esperar la decisión de la Presidenta sobre las diversas situaciones que hay, porque son cosas muy distintas entre Miguel Moreno, Hugo Lara, la Carola Echeverría y el intendente de Tarapacá.
-¿Por qué cree que no hubo un cierre de filas?
-Es una reacción y tenemos que aprender que frente a las dificultades, en un régimen presidencialista, con un gobierno elegido, hay que esperar la señal del más importante liderazgo de la Nueva Mayoría, que es la Presidenta. En Jahuel ella le dijo a su equipo a los ministros y subsecretarios que había dos semanas de vacaciones y que se volvía a implementar el gobierno, con vista al 11 de marzo, a partir del lunes 17. Y ella, en particular, creo que el lunes 24. Las opiniones y las críticas, que son necesarias e imprescindibles, que se hagan en un ámbito más privado, no por los diarios.
-¿Pueden surgir complicaciones si este escenario se repite a futuro?
-Si no se cierran filas en torno a Bachelet en el futuro podría ponerse en riesgo el programa. El programa permite tener una nueva coalición que superó a la Concertación y que, como nunca desde 1990, es mayoría en ambas cámaras. El afiatamiento de esa coalición es su compromiso con el pueblo de cumplir el programa.
-¿Cuándo es bueno para la vocería de un gobierno en instalación el silencio y cuándo no?
-Nunca hubo una vocería del Presidente Lagos electo o de Bachelet electa la primera vez. Nunca. Porque no corresponde. Tú tienes un plazo para armar el gobierno, y la vocería del gobierno empieza el 11 de marzo. Esa es mi convicción.
-El presidente del PS, Osvaldo Andrade, señaló que era conveniente que hubiera una vocería, que no se puede pensar que porque en febrero la gente sale de vacaciones, el país se detiene.
-Tenemos que asumir que el gobierno de Bachelet se inicia el 11 de marzo. Hoy día está Sebastián Piñera. Creo que hay una confusión en lo que plantea Andrade cuando se le pide que haya una estructura de gobierno instalado a un gobierno entrante. Y se le está demandando al gobierno entrante una vocería informal, cuando se sabe que Rincón y Aleuy dijero que esto lo va a resolver la Presidenta cuando vuelva.
-Pero hubo una vocería que anunció los subsecretarios y otra para los intendentes, pero no una que explicara una postura ante los funcionarios cuestionados…
-Se actuó bien. La vocería de los anuncios es obvia. Pero cuando surgen los cuestionamientos a las autoridades designadas se tomó otra buena decisión en mi opinión. Mirarlo como conjunto y no caso a caso, salvo el caso de Claudia Peirano que pese a tener el respaldo de la Presidenta y del Gobierno, ella tomó la decisión de renunciar. Pero frente a dos o tres casos más que surgieron es mejor la decisión que se tomó de esperar que Bachelet y Peñailillo vuelvan y resuelvan. No corresponde que Álvaro Elizalde o Rodolfo Baier tomen el criterio de qué hacer con los subsecretarios cuestionados… No pueden. Y hablar por teléfono con Caburgua no corresponde.
-¿Por qué no?
-Porque ante esta dificultad es mejor tener un solo criterio, en m opinión, que se va a asumir cuando la Presidenta vuelva. Lo que me llama la atención es que hay un desorden comunicacional de la Nueva Mayoría, más que un silencio del gobierno que entra. La Presidenta puede respaldar a todos, les puede quitar el piso a todos, puede haber distintos criterios. Pero ahí está el cierre de filas. Lo que pasa es que estamos abriendo las filas antes que decida.
Y Vidal continúa con ironía:
“Lo que más me gustó fue que se instalaron dos conceptos en los derrotados democráticamente en el programa: el dogma y la beatería. Yo creo que hay que ser muy claro de que el programa no es ni dogma ni beatería. Ese programa tiene la legitimidad como nunca un programa de la Concertación lo tuvo.
-¿Y cuáles son los derrotados?
– Los que no quieren fin al lucro, los que no quieren terminar el financiamiento compartido, los que no quieren gratuidad en la educación
superior como José Joaquín Brunner y Mariana Aylwin. O desde otro ángulo, Genaro Arriagada dice que la relación con el movimiento social se ha transformado en beatería. ¿Por qué? ¿Cuando vamos a la Enade en Vitacura, eso no es beatería?
-¿Entonces no sería conveniente que una figura ordenara al bloque?
-Eso lo hará la Presidenta cuando llegue. Ahora está de vacaciones, y la mayoría de los presidentes de partido también. Además, ella tiene su ritmo y no tiene porque andar al ritmo del cuarto vicepresidente de un partido.
-Andrade también criticó que el silencio desde el gobierno electo ha hecho que cada ministro o partido defienda a los suyos por su lado en ausencia de una voz de nuevo gobierno. ¿Cuál es su evaluación?
-Frente a eso del compañero Andrade lo mejor es el silencio. El problema existe, pero no lo van a resolver ni la Nueva Mayoría ni los presidentes de partido ni los subsecretarios, sino que la Presidenta. No se debe abrir flancos.
-¿En que se nota el desorden comunicacional de los partidos al que usted hace mención?
-En opiniones muy distintas, muy diversas frente a una autoridad que no se ha pronunciado y que se va a pronunciar. Fuad Chahín (DC) dice que Hugo Lara no tiene ningún problema. Algunos en el Partido Radical dicen que lo de Miguel Moreno es impresentable y Ernesto Velasco, que es inocente. Bienvenido, pero el que decide el destino de Lara y Moreno no es ni Velasco ni Ricardo Navarrete, es la Presidenta.
-El ministro designado en Defensa, Jorge Burgos, defendió a su subsecretaria, Carolina Echeverría. Bajo esa misma lógica, ¿por qué el ministro de Agricultura no salió a defender a su subsecretario o el de Bienes Nacionales al suyo?
-Porque creo que el gabinete designado tiene clara conciencia, más que los partidos, de que quien manda es la Presidenta. Burgos además, lo leí en detalle, habla a título personal.
“Peñailillo no es de Casa Piedra ni del München”
-Usted es uno de los padrinos políticos de Rodrigo Peñailillo, ¿cómo lo ve en su nuevo cargo de ministro de Interior?
-Será un estupendo ministro del Interior. Lo que pasa es que Peñailillo va a ser atacado desde varios ángulos, porque no pertenece a la aristocracia concertacionista. Él, por su historia, no pertenece a la élite concertacionista. Lo que pasa es que no es de Casa Piedra ni del München. La aristocracia de la Concertación es la que condujo el proceso casi 20 años. Es “el partido es transversal”. Esa es la aristocracia. Rodrigo tiene 40 años, pero tiene la experiencia de dirigente estudiantil, pasando a funcionario profesional de la Subdere, pasando a gobernador de Arauco tres años, pasando a jefe de campaña el 2005 de Bachelet, pasando a ser jefe de gabinete cuatro años de Bachelet en La Moneda y pasando nuevamente a ser jefe de campaña. Así como yo soy el niño símbolo del plato repetido, Peñailillo es el niño símbolo del rostro nuevo.
-¿A su juicio podrían tener un interés los que condujeron ese proceso por 20 años en criticar a Peñailillo?
-Lo hacen porque la vida y la historia los va dejando más atrás. Es casi un fenómeno biológico.
-¿Considera que algunos dirigentes de la Concertación le están cobrando el no ser de esa “aristocracia”?
-Hay algo ahí de eso también, pero eso es parte de la política, es sin llorar. Pero en 2004 y 2005 Bachelet tampoco era de la “aristocracia
concertacionista”. Eso es una demostración de que la renovación existe. Bachelet fue una renovación el 2005. Hoy día, en mi opinión, Peñailillo y otros son la renovación del 2014.
“El PPD había avanzado (…) pero ahora entró en un retroceso”
-El secretario general del PPD, Gonzalo Navarrete dijo que el senador electo Felipe Harboe se saltó la institucionalidad del partido en la nómina de nombres y este le respondió que era un “lugarteniente de Girardi”. ¿Que le parece que se generen este tipo de intercambios?
-Esa es mi familia. Me parece malo. En el PPD habíamos avanzado bien. Primero, las proposiciones fueron completamente institucionales: las hizo solamente Jaime Quintana que recogió todas las propuestas de los más diversos frentes del PPD. Segundo, postergamos la elección interna pero con un objetivo político: toda la energía de este año para apoyar el programa de Bachelet. Pero ese avance entra en un retroceso por una pugna de quién es el seremi de Obras Públicas… que si es girardista o harboista. ¡No puede ser!
-Luego de estar en el gobierno 20 años y ya conocer el estilo de la Presidenta electa, ¿por qué cree que se viven estas situaciones en el
conglomerado?
-Creo que como partidos hemos actuado mal. Hay que cerrar filas. Y cuando la Presidenta decida si el intendente de Iquique se va o se queda, si se va, Fulvio Rossi cierra filas, si se queda, Hugo Gutiérrez cierra filas. Y abordar el programa, ¡no preocuparse de quien va a ser senador el 2018!
-¿Cuándo un ministro del Interior o un Presidente debe interrumpir sus vacaciones?
-En un terremoto, y esto no lo es. Esto es…. como llamarlo… grado 0,1. El Presidente Lagos interrumpió sus vacaciones cuando hubo un terremoto en Iquique. Él estaba de viaje en Europa y volvió. Pero no recuerdo en meses de verano que un Presidente haya vuelto, desde Aylwin en adelante.