Por Francisco Vidal
Se ha instalado, por designación presidencial, el equipo de gobierno de la Nueva Mayoría, en su primer y segundo nivel. Es decir, ministros y subsecretarios. En mi opinión, es un buen equipo. En primer lugar, porque involucra al conjunto de la Nueva Mayoría, los siete partidos y movimientos que integran esta coalición. A partir de esta designación, se involucra y compromete a las tres condiciones esenciales para integrar un gabinete de éxito. A saber: la lealtad con la Presidenta, el trabajo en equipo y el compromiso con el programa de gobierno. Ninguna fuerza política de la Nueva Mayoría ha sido excluida en la participación de la gestión de gobierno.
En segundo lugar, es un buen equipo, resultado de una ecuación inteligente entre experiencia, rostros nuevos y dimensión de género. En tercer lugar, porque un sello de este equipo en muchos de sus integrantes es el desplazamiento hacia posiciones de primera línea de gente que ha tenido experiencia en los temas de Estado y gobierno, y que en periodos anteriores ese acervo lo desarrollaron en otros niveles. A manera de ejemplo, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, inició su trayectoria en el Estado como profesional de la Subdere; posteriormente, como gobernador de Arauco y jefe de gabinete presidencial, entre el 2006 y 2010. El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, como subdirector de Presupuesto, y posteriormente como director de Presupuesto; el ministro secretario general de Gobierno, Álvaro Elizalde, como profesional de la Subdere y director de servicio; la ministra de la Presidencia, Ximena Rincón, como intendenta de la Región Metropolitana y directora de servicio; el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, como subsecretario y embajador; el ministro de Defensa, Jorge Burgos, como subsecretario de Guerra e Interior; el ministro de Agricultura, Carlos Furche, como director de servicio; la ministra de Vivienda, Paulina Saball, como subsecretaria de la misma cartera; Javiera Blanco, ministra del Trabajo, como subsecretaria de Carabineros; el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, como jefe de asesores del ministro de Hacienda; la ministra de Salud, Helia Molina, como asesora ministerial en el área; el ministro de Transporte, Andrés Gómez-Lobo, como asesor ministerial en el área; el ministro de Justicia, José A. Gómez, como subsecretario y ministro en la misma cartera.
En resumen, es un equipo con experiencia en el Estado, que ha sido designado por la Presidenta en la primera línea. Este buen equipo tiene como principal desafío y evaluación de su gestión una óptima relación con los partidos y parlamentarios de la Nueva Mayoría para lograr el cumplimiento del objetivo principal: el programa de gobierno ofrecido al país y respaldado en primera y segunda vuelta presidencial. Dicho programa enfrenta, a su vez, el principal desafío de la sociedad chilena, que es romper con la segregación y la desigualdad, cuya última manifestación estadística es la distribución del ingreso por hogares, recientemente conocida, y que expresa la envergadura a enfrentar. El 1% de las familias chilenas -es decir, 45 mil hogares- captura el 28% del ingreso nacional; el 0,1% de las familias más ricas -es decir, 4.500 familias- captura el 13% del ingreso nacional, y el 0,01% de las familias de más altos ingresos -es decir, 450 familias; reitero, ¡450 familias!- captura el 6% del ingreso nacional. Solo a manera de contratar esta indecencia democrática, el 20% de chilenos más pobres, agrupados en 860 mil familias, capturan el 3% del ingreso nacional. He ahí el desafío y el sentido de estar en política; y el gobierno, construir un país más justo. Para esa tarea, la Presidenta ha designado un buen equipo.