El titular del Mineduc desglosa las distintas aristas de la reforma en la cual está inmerso y que lo tienen como objeto de críticas y cuestionamientos de parte de los distintos actores que se sienten afectados por ella. En lo que hay consenso es en que el sistema educativo no da para más. “Los instrumentos se conversan, pero no los principios. Ese es el límite”, advierte. Bueno, nadie dijo que iba a ser fácil.
No pasa un día en que el tema de la educación no esté en las noticias, ya sea por el ministerio, los escolares, los universitarios, los apoderados, los profesores, con sus demandas, dudas, propuestas, quejas y expectativas. Era que no, si lo que hoy se discute es una de las reformas fundamentales y más profundas del gobierno. Y ahí va el ministro Nicolás Eyzaguirre explicando, debatiendo, escuchando, respondiendo, conciliando.
Dice que la tarea lo tiene entusiasmado. “No creo que alguien pudiera pensar que llevar adelante esta Reforma tan compleja y profunda era una tarea fácil. El desafío que me encargó la Presidenta me tiene lleno de pasión y energía. Tener la opción de colaborar en cambiar el sistema para lograr una educación inclusiva y de calidad para todas y todos y que sea de verdad un derecho social, es una oportunidad maravillosa”, acota.
-Se ha criticado que se haya puesto el énfasis en la educación subvencionada, postergando aparentemente el énfasis en la educación pública. ¿A qué se debe?
-Eso no es así. Lo que estamos haciendo es cambiar las reglas para que toda la educación que recibe aportes públicos funcione bajo las premisas de un derecho social. Lo que pasa es que la educación pública puede ser entregada directamente por el Estado o por privados que reciben subvención. Hoy, de 15 pesos que se gastan en educación, sea municipal o subvencionada, 14 los pone el Estado. Entonces, lo que estamos haciendo es que todos sigan las reglas de lo público. No se podrá seleccionar, no se podrá lucrar y no se podrá cobrar copago a los padres como barrera en la entrada.
-Pero aparece como que se privilegiara la discusión sobre la subvencionada.
-Aquí no hay un énfasis en ningún tipo de educación. Lo curioso es que algunos dicen que queremos terminar con la educación particular subvencionada y otros que vamos a afectar todavía más a la educación pública. La verdad es que las dos van a ganar, porque el sistema completo va a recibir mucho más dinero y vamos a ir equilibrando la cancha y llevando a todos los colegios a los niveles de financiamiento que hoy tienen los de más alto copago. Lo que vamos a hacer es equilibrar la cancha, porque cada peso que se reemplace en el subvencionado será replicado en la educación pública. En los primeros años los colegios públicos recibirán una fuerte inyección de recursos frescos (más de US$300 millones). Y todo ese dinero deberá ir a la calidad: mejor infraestructura, profesores mejor pagados y con más horas para preparar sus clases, más arte, deporte, ciencia, idiomas, etc.
-A pesar de sus múltiples reuniones con los dirigentes estudiantiles, éstos mantienen sus críticas y sospechas acerca de que la reforma responda a lo que demanda la calle.
-La desconfianza de los estudiantes es legítima, por las experiencias del pasado. Acá, desde el primer día hemos comprometido que la Reforma la haríamos con diálogo y participación y eso es lo que hemos ido cumpliendo. Los primeros proyectos que enviamos eran los que recogían muchas de las demandas que los estudiantes y la sociedad levantaron en los últimos años y que la Presidenta comprometió en su programa de gobierno. Pero para los proyectos que vienen en el segundo semestre abrimos un proceso de participación donde todos los actores y la ciudadanía van a tener una gran incidencia, porque en la elaboración de esas iniciativas legales recogeremos los acuerdos que surjan de estos diálogos.
-¿Hasta dónde llegará el diálogo en la reforma educacional? En algún momento habrá que tomar las decisiones.
-Respecto de hasta dónde llegará el diálogo, lo primero que hemos dicho es que es importante que la Reforma cuente con una base de apoyo importante, para que perdure en el tiempo. Pero lo que hemos dejado muy claro, desde que enviamos los primeros proyectos, es que los instrumentos se conversan, pero no los principios. Ese es el límite. Cuándo alguien te pide tranzar principios para contar con su apoyo, ya no hay posibilidad de acuerdo.
-¿Qué opina frente a quienes irónicamente han dicho que usted ha tenido la virtud de sacar a la calle y movilizar a la derecha?
-Eso sería arrogarme un poder que no tengo. Lo cierto es que esta reforma toca muchos intereses y lo que yo espero es que tengamos un debate serio, sobre la base de lo que cada uno piensa y no sobre la base de mitos y tergiversaciones. Cuando yo converso con muchas las familias o con sostenedores, lo que veo es que han sido muy mal informados. Pero cuando les explicamos lo que realmente hace, y sobre todo lo que no hace, la Reforma, todos se quedan mucho más tranquilos. En las indicaciones a los proyectos vamos a ser muy claros, para evitar malas interpretaciones y para que nadie tenga nada que temer.
-Una de las críticas de quienes se oponen a la reforma plantea que con ella la gente pierde la libertad de elegir dónde educa a sus hijos. ¿Cree que se ha explicado mal?
-Siempre es posible explicar mejor. Pero también hay mucho mito. Lo que la Reforma hace es todo lo contrario; amplía la libertad de elegir de las familias, porque elimina los cobros que muchos padres o madres no pueden pagar y porque los colegios ya no podrán seleccionar a los niños. Todos los padres, madres y apoderados, sin importar su condición social podrán elegir.
Tarea urgente
-¿Usted cree que fue una mala estrategia plantear la reforma como foco principal de la gestión gubernamental, considerando que sus resultados podrán observarse y medirse realmente en al menos diez años más y que de aquí a 2017 aún no habrá mucho que mostrar? ¿Cuál cree que será el costo político?
-Por ningún motivo. Quien cree que un gobierno debe hacer lo que pueda mostrar sólo por un provecho cortoplacista no entiende lo que es gobernar. La Presidenta le ha plateado al país una Reforma que no puede esperar: si no cambiamos la forma tan segregada en que hoy está organizada la educación no sólo lo pagarán nuestros niños y niñas del futuro, sino que también la productividad y el desarrollo de nuestro país. Lo he repetido varias veces, somos un mal experimento en el ámbito de la educación a nivel mundial. Es una tarea urgente.
-Pero sus resultados no se verán en el corto plazo.
-Es verdad que hay algunas cosas que tomarán tiempo, pero pondremos el acelerador a fondo para mejorar la educación. Por ejemplo, los padres que pagan un copago bajo podrán ver la disminución de ese cobro en un muy corto plazo, y lo mismo va a pasar con la gratuidad en la educación superior. Y en materia de educación pública, vamos a llevar adelante una agenda de fortalecimiento inmediata que irá “adelantando” lo que será la Reforma en muchas dimensiones muy concretas, directamente relacionadas con la calidad, con lo que ocurre en la escuela y en el aula.
-¿Usted, en lo personal, cree que la educación universitaria debe ser gratuita para todos? ¿No lo considera una forma de favorecer a los que tienen más, como argumentan sus detractores?
-Creo que la educación debe ser gratuita para todas y todos en instituciones que cumplan lo que nosotros hemos dicho que es vital para acceder a esa gratuidad. Serán instituciones debidamente acreditadas, con un proceso mucho más exigente, que tengan cupo de equidad y obviamente que no lucren.
Tirones de orejas y encuestas
A principios de agosto se citó a una reunión de trabajo y coordinación en el palacio de Cerro Castillo, encabezada por la Presidenta Michelle Bachelet. Fueron convocados los ministros integrantes del comité político, el titular de Educación, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, los presidentes de las comisiones de Constitución, Hacienda y Educación de ambas corporaciones, todos los parlamentarios de las comisiones de Educación, presidentes de partido y secretarios generales, y jefes y subjefes de bancada de la Nueva Mayoría.
En el gobierno se apuraron a aclarar que se trataba de una reunión de trabajo y una instancia de para analizar la reforma educacional.
A la salida el titular del Mineduc declaró que “esperamos que el conjunto de los proyectos hayan podido ser presentados, al menos en su cuerpo, durante el año en curso y vamos a tener que trabajar duro para aquello”.
Según Eyzaguirre, no hubo “tirones de orejas”. “En Cerro Castillo se explicó el mapa de la reforma a los parlamentarios y se coordinó el trabajo. Nada de tirones de oreja, mucho trabajo y buena coordinación, como debe hacerlo un gobierno con los parlamentarios de su coalición”, recalcó a Cambio21.
Unos días después salió la encuesta CEP, con su anexo especial sobre la reforma educacional, el cual fue ampliamente criticado por la forma en que se plantearon las preguntas. Sus resultados sorprendieron: por ejemplo, 52 por ciento de los entrevistados dijo estar de acuerdo con financiar parte de la educación de sus hijos (copago) mientras que 57 por ciento indicó que la educación superior debe ser gratuita exclusivamente para las personas con menos recursos, mientras que sólo el 38 por ciento indicó que esta debería ser sin cobro para todos.
“Las encuestas son fotografías de un momento y, como las fotografías, sus resultados dependen de muchos factores. No voy a opinar de ninguna en particular. La encuesta más relevante para nosotros fue la elección de diciembre pasado en la que la gran mayoría de los chilenos le dijo a la Presidenta Bachelet que confiaba en ella para llevar adelante los profundos cambios propuestos en su programa de gobierno”, especificó Eyzaguirre.
“Creemos en la autonomía de los movimientos sociales”
Durante el fin de semana la Confech decidió retirarse de los diálogos participativos del Mineduc.
“Creemos en la autonomía de los movimientos sociales y, por tanto, no nos corresponde decidir por ellos. Lo bueno es que su testimonio quedó a lo largo de estos diálogos, en los que habían participado prácticamente hasta el final”, dijo Eyzaguirre al respecto.
El secretario de Estado agregó que “no hay dos opciones, o nosotros cambiamos el contrato social y hacemos de la educación de calidad un derecho para todos y todas, o este país no tiene destino. Este país no se va a poder desarrollar, va a caer una vez más en la trampa de los ingresos medios, que es lo que ha ocurrido muchas veces, el país se va a enfrentar a sí mismo, porque que no va a ser capaz de dar satisfacción a los sueños de las familias”.