Tras la aclaración realizada ayer por la Presidenta Michelle Bachelet, al decir que hubo quienes sólo leyeron el ‘realismo’ y no el ‘sin renuncia’ en el mensaje que la propia mandataria dio el 10 de julio pasado, el ex ministro Sergio Bitar plantea que “más que jugar con las palabras, lo importante es que se aclare lo que es el espíritu de lo que hoy está en acción”.
Y advierte ante el debate por un cambio de rumbo que el “adversario político” del oficialismo está en la derecha, “que quiere desviar las reformas”.
Algunos reciben este planteamiento como un “avanzar sin transar”. ¿Cambia el foco puesto en la gradualidad?
Hay un cambio en la forma de avanzar hacia los mismos objetivos. Haría bien el Gobierno en despejar este tema. La Presidenta de manera más directa lo señala en su entrevista, pero más que jugar con las palabras, lo importante es que se aclare lo que es el espíritu de lo que hoy está en acción. Los objetivos que buscamos, más igualdad, Reforma Tributaria, educacional, más equilibrio, reforma laboral, reforma electoral, continúan. No pueden modificarse, porque con eso sería un fracaso no sólo del Gobierno, sino de Chile. Lo que cambia son los ritmos y las formas.
La Presidenta también aclaró en su entrevista a La Tercera que quien entendió que si alguien pensó que Burgos y Valdés venían a cambiar el rumbo, estaban equivocados.
La discusión política es con la derecha. Cuando la derecha habla de cambio de rumbo lo que dice es que no haya reformas. La Nueva Mayoría debe tener cuidado en saber quién es su adversario político, que es el que quiere desviar las reformas.
¿La dupla Burgos-Valdés debe afirmar por sí misma su poder o es la Presidenta quien debe empoderarlos?
Estos son equipos, hay una cierta falacia en distinguir que hay una dupla o una tríada, aquí hay un equipo, y por muy inteligente que sea un ministro, si no tiene el respaldo del Presidente o la Presidenta, y no tiene la coordinación con los demás ministros, el Gobierno no funciona.
¿Burgos tiene el respaldo total de la Presidenta en su gestión?
Si no fuera así la Presidenta tendría que cambiarlo, y como no lo va a cambiar es porque le da el respaldo. Tiene un partido importante de la coalición con él. Jorge Burgos tiene sabiduría, tradición, lealtad, inteligencia, capacidad, es una gran persona y será una gran contribución, lo mismo (Rodrigo) Valdés, (Nicolás) Eyzaguirre y (Marcelo) Díaz, un grupo importante en La Moneda. Hay ministros haciendo bien sus tareas, pero tienen que trabajar en equipo. A este Gobierno le falta capacidad de gestión, le falta coordinación interna, le falta claridad en las tareas que está cumpliendo, le falta apretar las tuercas, le falta sacar a los que no hacen la pega, eso nos daría bastante más rendimiento.
¿Le ve larga vida a Burgos en el gabinete?
Me gustaría que así fuera, no hay nada peor que anden tumbando gabinetes, no es buen síntoma de gobernabilidad.
¿Encaminar bien tiene relación con la velocidad de las reformas?
Todas las reformas tienen un costo, que puede ser más bajo o más alto. Es perfectamente legítimo y necesario que dentro de la Nueva Mayoría y del país, también en la oposición, haya un debate sobre las formas, el procedimiento, los detalles, porque no hay que olvidarse que el diablo está en los detalles, y Dios también, entonces en ese terreno creo que tenemos que mejorar más. Pero en lo que no podemos ser ingenuos es que aquí las grandes fuerzas pro reformas que nosotros representamos tienen dos adversarios: el más complejo es aquel que se viste cuestionando la forma para matar el fondo y otros que creen que tienen espacio libre para postular ‘hagamos todo hoy’. Eso significa posturas radicalizadas que siempre son adversas. Entendiendo que esto es así, creo que hay espacio para mejorar. Podemos disminuir el ritmo, cambiar la secuencia, pero no desviar el rumbo.
El cónclave generó altas expectativas y se esperaba bajar la línea del ‘realismo sin renuncia’. ¿Cree que esta reunión cumplió su objetivo?
Menos de lo que me habría gustado. Los cónclaves son momentos de consolidación de una línea que se viene dibujando. La línea que se viene dibujando desde antes y que la Presidenta ha afirmado, y que expresan bien como énfasis los ministros (Jorge) Burgos y (Rodrigo) Valdés, va en la dirección acertada, de mantener el rumbo y afinar las formas, procedimientos y ritmos. Eso debió haber salido más fuerte tal vez.
¿Usted ve concordancia entre el discurso de la dupla Burgos-Valdés y el mensaje de la Presidenta en el cónclave? Justamente por los énfasis en cuanto a la gradualidad.
Todo el concepto de la Concertación y de la Nueva Mayoría es un concepto de reformas con gradualidad, las reformas son intrínsecamente graduales, ahí no hay discusión. Lo que uno puede decir es vamos un poco más rápido o más lento, le doy gratuidad al 60% o 70% a las familias de los estudiantes más modestos, la van a recibir el 2017 o 2020, es un debate legítimo.
La lectura de algunos analistas sobre el cónclave es que los grandes perdedores fueron Burgos y Valdés. ¿A su juicio quién ganó y quién perdió?
Por el lado de los beneficios ha habido una cohesión de la Nueva Mayoría, un respaldo a la Presidenta y el Gobierno. El cónclave da resultados positivos. El punto político principal es que en tiempos de incertidumbre se necesitan gobiernos que den la máxima claridad. Le guste o no le guste a la gente un país necesita decir ‘por aquí nos vamos’, aunque no sea lo que yo quiero, pero en esa materia se está avanzando y tal vez hay que ser más enfático en lograrlo. Lo que no puede ocurrir es mantener una situación de duda.
¿Y usted cree que el Gobierno está dando esa máxima claridad en momentos de incertidumbre?
Yo creo que ha sido un proceso progresivo de adaptación ante hechos nuevos. No tenemos un 60% de aprobación, es más baja, de 25%, aunque pienso que es más alta que eso. El otro hecho nuevo es que la economía de América Latina va a crecer al 1% este año, nosotros vamos a crecer al 2,5%, con un cobre que está en US$ 2,3 y esos son hechos de una contundencia enorme a los que tenemos que acomodarnos para que las cosas caminen bien. Eso requiere y va a requerir precisiones adicionales, y mientras antes esto se despeje es mejor para el país, para evitar estos juegos de desconcertar o de frenar.
En privado, sectores del oficialismo plantean que hay que dar por descontado este Gobierno, que la actual administración se terminó. ¿Es peligroso que se esté pensando eso?
Un Gobierno que lleva menos de la mitad de su mandato tiene que hacer primero el esfuerzo de recolocarse estratégicamente para darle importancia. El Gobierno tiene que reforzar su capacidad de recolocarse con metas ambiciosas para los próximos dos años y medio. El éxito de la Nueva Mayoría pasa por fortalecer a este Gobierno y mejorar la gestión de este Gobierno, entonces hay una responsabilidad especial de la Nueva Mayoría, no es sólo del Gobierno.
¿Ve un rumbo nítido por parte del Gobierno o falta mayor definición en el área política?
Creo que faltan algunas definiciones en ámbitos específicos, pero este Gobierno tiene un rumbo claro que es un rumbo de reformas indispensables para el futuro de Chile y ahí la brújula no se puede perder y el timón no se puede aflojar.