Peñailillo: "Diálogo, por supuesto; pero no para los que quieran ganar tiempo y evitar reformas"

“El poder está cambiando de manos: (…) de los palacios presidenciales a las plazas públicas. Pero también está cambiando en sí mismo: cada vez es más difícil de ejercer y más fácil de perder”. Este es el enunciado del libro que por estos días lee el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo (40 años). “El fin del poder”, del analista venezolano Moisés Naím, lo enganchó por la mirada sobre cómo las elites influyen en el mundo actual, en un debate de sociedades inclusivas.

El rol de las elites en Chile cruza el programa de gobierno de Michelle Bachelet. Cómo los que tienen más aportan más, reforma tributaria mediante, y cómo la “sociedad en su conjunto, no sólo las elites” elaboran una nueva Constitución, dice Peñailillo. Alguien cuyo origen está alejado de los grupos «dominantes»: pasó su infancia en Cabrero y Coronel.

Aquí, Peñailillo habla de cómo es llegar a ministro del Interior sin ser “de los cuatro colegios”, además de realizar un primer balance, a un mes de iniciado un gobierno en el que “hay mucho por resolver. Y que en estos 30 días ha sido intenso, rápido, de urgencia, y hemos cumplido con la ciudadanía”.

-¿Es Chile una sociedad discriminadora?

-Se ha avanzado. Es muy distinto al Chile de hace 20 o 30 años. Ya el hecho de debatir sobre Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), matrimonio igualitario y pueblos originarios permite decir que la sociedad chilena ha madurado. Pero falta mucho.

-Eso es discriminación sexual o étnica. Pero también se asocia con lo social. Al visitar Chile el año pasado, el escritor de “Por qué fracasan las naciones”, James Robinson, dijo que el 86% de los gerentes y miembros del gabinete de Piñera eran de colegios privados y la mitad estudió en sólo cuatro establecimientos.

-No el Liceo A 49 de Coronel…

-A eso vamos… ¿Vivió discriminación en algún minuto?

-No… Soy ministro del Interior. He pasado por todas las etapas propias de la incorporación a la política en mi partido, partido que rompe con todas esas barreras. Y de una u otra manera la Nueva Mayoría también, pues es expresión de una sociedad diversa. Y eso se ve en quienes están en el gobierno o los partidos: Hay de esos cuatro colegios, y una mayoría también que viene de colegios públicos.

-¿O es usted un ejemplo de que en Chile se puede progresar sin problemas?

-No. Falta mucho por avanzar… Lo refleja el hecho de que sea tema que haya llegado a ser ministro del Interior alguien que proviene del sur de Chile, de una familia de ingresos medio-bajos, y que haya estudiado en colegios públicos y universidad pública. Cuando ese tipo de cosas ya no se den, estaremos cerrando un ciclo.

-Cuando se le nombró en su cargo, hubo desconfianza en ciertos sectores. ¿Piensa que influyó este elemento en ese prejuicio?

-Espero que no.

-Más allá del “espero que no”, ¿no lo intuyó?

-¡No lo había pensado! Efectivamente, no vengo de esos colegios, no soy hijo de las clásicas familias de la política chilena, o de la alta sociedad chilena, y creo que en la medida que eso ya no sea un tema, demuestra que en Chile las cosas han ido cambiando para bien. Lo había asociado siempre más bien al tema de la edad y si es posible que alguien de 40 años pudiera ocupar un cargo de esta envergadura.

“Seremos articuladores”

Peñailillo en este mes va configurando su estilo en la jefatura del gabinete, que combinará con las tareas de orden público y seguridad, la recién anunciada agenda de descentralización, y enfatizando asimismo “una relación prioritaria con los partidos, las bancadas”, en busca de ser un “gran colaborador de la Presidenta en cumplir el programa”.

-Los incendios en la coalición los enfrentará usted…

-Espero que no lleguemos a ese punto de incendio, pero evidentemente que seremos los articuladores y los que procesemos.

-¿Es un objetivo pasar de Acuerdo Político Programático a coalición propiamente tal?

-Se verá más adelante. Para pasar a otra etapa, antes hay que cumplir la primera: llevar adelante el programa.

-¿Con la oposición, cuánto espacio hay para dialogar?

-Dialogar, por supuesto, para avanzar en los cambios que la sociedad chilena demanda y aprobó en la última elección presidencial. No para aquellos que quieran ganar tiempo y evitar que las reformas se lleven adelante.

-¿Hay diferencias entre RN y la UDI ante esta propuesta de dialogar?

-No. Veo que hay posiciones diversas, pero en general hay una disposición al diálogo. Espero que ningún actor de la derecha se quede atrincherado en ideas de 30 años atrás y se dé cuenta que para dar este salto al desarrollo se requieren algunos cambios estructurales, con la participación de todos los actores.

Reforma tributaria: Diálogo “sin perder ruta de navegación”

-En la reforma tributaria, en la Nueva Mayoría, mientras más avanza el tiempo, hay más disensos. ¿Hay espacio para cambios?

-Hay espacio para debatir y dialogar, por supuesto. Pero no perdamos de vista que necesitamos una reforma tributaria que cumpla con objetivos básicos: Que por sí sola contribuya al proceso de derrotar la desigualdad; y que permita recaudar los recursos para llevar adelante un conjunto de reformas sociales.

-¿Se le está desordenando el naipe en la Nueva Mayoría?

-No… Hay opiniones y sugerencias de parlamentarios, pero no debe perderse la mirada de fondo de hacia dónde vamos.

-La CPC planteó que se necesita más tiempo para discutir…

-Pero en la Cámara las bancadas de la Nueva Mayoría se pusieron como meta sacar la reforma antes del 21 de mayo, nos parece muy bien. Dentro de ese plazo se podrán hacer todos los diálogos y reuniones necesarias.

-¿Uno debería esperar de ese diálogo que haya resultados? ¿Es un diálogo para que me convenzan o para escuchar y seguir adelante?

-Es un diálogo que nunca va a perder la ruta de navegación.

-Usted dijo que lo que había escuchado del mundo empresarial sobre la reforma es que había “aceptación”. ¿Mantiene esa afirmación?

-Más de alguien tendrá una sugerencia, pero ellos comprenden que no es posible dar el salto que Chile necesita, siendo responsables y serios, sin impulsar una reforma tributaria estructural.

-Si no se hacen las reformas, ¿se avanza hacia un cuadro de inestabilidad?

-Lógico, porque no es posible llegar al desarrollo, como nosotros lo vemos, con niveles de desigualdad en el ingreso como los actuales.

 Sobre colegios privados que son un aporte y el D’Artagnan constitucional

-¿Con los proyectos que se enviarán en Educación se acabarán los argumentos para quienes quieran estar protestando en la calle?

-El mundo social tendrá todo el derecho de llevar adelante sus sugerencias y opiniones. En ese sentido, lo vemos como un activo relevante para una reforma que perdurará por tantas décadas en Chile.

-¿Y es válido que las organizaciones sociales se manifiesten en la calle, si se abre un debate en el Parlamemto que recoja esas inquietudes?

-Es válido en democracia expresarse. No es sólo un derecho, sino que en sociedades desarrolladas es necesario muchas veces. En el marco en que todos entendemos que corresponde expresarse.

-El rector de la Universidad Católica y el cardenal Ricardo Ezzati han dicho que ven cierta confusión en el gobierno cuando se habla de lo público asociado a lo estatal. Hay gente que dice que no por ser público es estatal…

-Aquí se ha querido generar una confusión sobre la reforma y el rol de instituciones…

-¿O sea, el sector privado puede aportar en cumplir funciones públicas?

-Por supuesto, mientras cumpla con lo que queremos lograr: que los recursos públicos se destinen donde corresponda, a la calidad. Por lo tanto, un colegio privado, que recibe subvenciones públicas, que no tenga lucro y sea de calidad, por supuesto que puede seguir y es un aporte.

-En el tema de la nueva Constitución: ¿si la ministra Ximena Rincón (Segpres) es D’Artagnan, usted qué es ministro?

-No sé, no se me había ocurrido eso (ríe)… No puedo responder…

-¿Cuándo vamos a pasar de la generalidad del “participativo, institucional y democrático” a una fórmula concreta para cambiar la Constitución?

-Hoy estamos en pleno proceso de reforma estructural tributaria. Pronto ingresarán los proyectos de reforma educacional y el debate constitucional se dejará para más adelante. Pero lo central es que la nueva Constitución no sólo tiene que ser nacida en democracia, sino que sea expresión de aquello: Que no sea hecha por una elite, sino construida de tal forma que participe la sociedad chilena.

-¿Hecha en el Parlamento la haría la elite?

-El mecanismo tiene que cumplir con las condiciones planteadas. Más adelante el gobierno se pronunciará.

«Diccionario» del primer mes

¿Retroexcavadora?

“Prefiero el diálogo”

¿Fuego amigo?

“Nunca es bueno cierto, pero, es parte de la vida”.

¿Teillier?

“Ha sido un gran aporte a la Nueva Mayoría”.

¿Piñera?

Que descanse, le haría bien…

¿Asamblea Constituyente ?

“Uno de los mecanismos para cambiar una Constitución”.

¿Walker?:

“No sólo es un gran aporte, sino también de gran lealtad con el proyecto político”.

¿RN?:

“Como que tiene voluntad de diálogo…”.

¿UDI? :

“Espero que se sume al diálogo”.

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