Crítico de la DC, tras los cuestionamientos por la designación de cargos, y enfático al señalar que Hugo Lara -nombrado subsecretario de Agricultura- tiene las mayores posibilidades de quedar fuera del futuro gobierno, se mostró el secretario general del PPD, Gonzalo Navarrete, al examinar el escenario de la Nueva Mayoría a un mes de que asuma la Presidenta electa, Michelle Bachelet.
Pero los cuestionamientos de Navarrete también se vuelcan internamente en el PPD, específicamente al rol que a su juicio jugó el senador electo Felipe Harboe en la nominación de autoridades.
-¿Qué le parece la decisión del equipo político de Bachelet de dilatar un pronunciamiento sobre los subsecretarios cuestionados?
-Había dos o tres situaciones que ameritaban darles una vuelta a todos los cargos. Por lo tanto, es indispensable hacer esta revisión completa, de una vez y en serio.
-¿Deben salir de una sola vez todos quienes presenten anomalías?
-Creo que buena parte se resuelve con la propia decisión de los involucrados. Hay antecedentes suficientes como para decir: “usted deje en libertad de acción al Gobierno y desista de asumir”. Es la actitud más razonable que se debiera tener frente a casos que no tienen problemas judiciales propiamente tales. Creo que corresponde al propio involucrado dar un paso al costado.
-¿A qué casos se refiere?
-Por ejemplo Miguel Moreno (PR) no es un caso judicialmente complejo, sino quizás éticamente complejo, y ahí creo que él debiera tomar una decisión. En cuanto a Hugo Lara (DC), hay un tema más judicial, y Carolina Echeverría (PPD) no tendría por qué dar un paso al costado.
-A su juicio, ¿Lara enfrenta la situación más complicada?
-De los casos que yo conozco él claramente es el que tiene una posibilidad de no asumir como subsecretario. Ahí hay antecedentes probablemente mucho más claros. El debiera salir de la línea de complicaciones que le pueda causar al Gobierno.
-Al estallar el impasse, ¿faltó una instancia de diálogo entre los partidos y el futuro gobierno?
-Si se hubiera consultado más cercanamente y los partidos hubiesen tenido más antecedentes y en un diálogo más fluido, probablemente estas cosas se podrían haber previsto. Yo no sé si en todos los partidos – y en esto comparto con Osvaldo Andrade- se hizo el chequeo. En el caso nuestro, lo hicimos, y por eso no tenemos problemas desde el punto de vista judicial.
-¿Hay una disociación entre los partidos y el círculo más cercano a Michelle Bachelet?
-Yo entiendo que el proceso de nombramientos se haya hecho de esta manera, porque la instalación del Gobierno es un proceso de confianza política y técnica, que tiene que darse desde el Gobierno; los partidos proponen y el Gobierno dispone. Cosa distinta es cuando asumes el Gobierno, ahí no lo puedes hacer solo.
-¿Usted cree que hubo negligencia de los partidos?
-Sí, en el caso de la DC, porque los antecedentes eran conocidos. Por ejemplo, en el caso más emblemático de la ex subsecretaria de Educación (Claudia Peirano), ellos propusieron a alguien más bien de la línea de Gutenberg Martínez. Si ellos tienen una cierta convicción de que el programa de Gobierno no debiera ir en la idea de la gratuidad total o del fin al lucro en los colegios particulares subvencionados, ahí pusieron a alguien que representaba esa sensibilidad. Creo que lo hicieron con conocimiento de causa.
“Institucionalidad” de diálogo entre Gobierno y partidos
-¿Cómo evalúa el rol que tuvo Rodrigo Peñailillo en esta pasada?
-Creo que Rodrigo, con los antecedentes que tenía, hizo lo mejor que se podía. No sé si tuvo todas las colaboraciones que requería para tomar las decisiones, pero creo que él está suficientemente capacitado para hacer lo que está haciendo y el PPD no tiene problemas con él.
– ¿Pesó una falta de experiencia?
-…(guarda silencio). Yo no creo que fuera un tema de inexperiencia, porque en ocasiones anteriores también ha habido algunos antecedentes que no estaban en la mesa y uno no puede tomar las decisiones bien sin todos los antecedentes. No creo que fuera un tema de inexperiencia, sino de cumplir un plazo más rápido, de lo que los datos daban.
-¿Cree que los equipos se sintieron presionados cuando Bachelet apuró los plazos?
-Claro, todo depende de la magnitud de las decisiones, porque estando setenta personas a cargo y dada la cantidad de casos, por las ternas y cuaternas, debieron haber estado en la mesa unos 170 nombres en total. No era una decisión muy simple, con la envergadura que eso implica.
-¿El futuro comité político debiera explicitar un mecanismo de diálogo con los partidos?
-Es fundamental establecer una institucionalidad de conversación, entre Gobierno y partidos, que permita ver los tiempos, los contenidos. Si el Gobierno actúa por su lado y los partidos por otro, vamos a tener conflictos permanentes.
– ¿En qué consistiría esta instancia?
-En el ámbito legislativo, el Ejecutivo y los partidos debieran tener una instancia formal de reuniones. Ahora, en los temas operativos, probablemente entre el Gobierno, las secretarías generales de los partidos y los movimientos restantes de sociedad civil debieran tener otra etapa de conversación.
-Hay quienes creen en el PPD que los criterios de rigurosidad a la hora de seleccionar nombres fueron más estrictos con su partido. ¿Lo comparte?
-Yo creo sí. Pienso que al PPD se le pidieron criterios más rigurosos que en otros casos. A nosotros se nos pidió un checklist más profundo que a los otros partidos y no se nos midió con la misma vara.
-¿ A qué cree que se deba?
– Yo lo entiendo, porque quizás Rodrigo (Peñailillo) no quiso tener dificultades con su partido, pero los otros partidos fueron menos rigurosos que nosotros.