La oportunidad para el progresismo: la respuesta desde el PPD

  • Opinión escrita por Pablo Silva, Secretario de Organizaciones de la Juventud del PPD. Estudiante de Sociología de la UAH

Una de las visiones más necesarias en nuestro tiempo es entender que las crisis son momentos de entrar en profundas reflexiones y generar las condiciones para avanzar con acciones concretas, que le permitan a las colectividades dar respuestas a sus problemas sustanciales. Sabemos todos que en los pasados comicios presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales se puso de manifiesto -en los partidos de la Nueva Mayoría- la urgencia de establecer este proceso reflexivo y reconstructivo.

Desde el PPD, más allá de confundirse con el ocaso de un partido que representó a gran parte de la sociedad chilena, durante ya 30 años de existencia, que en sus inicios logró vencer la dictadura y luego los enclaves autoritarios para restablecer la democracia; años de luchas junto a otras colectividades por una sociedad más justa, igualitaria, equitativa y sobre todo democrática. En el mes de su aniversario, es tiempo de comprender y escuchar uno de los mensajes más vociferado dentro y fuera de la colectividad (como también en otras tiendas políticas): el anhelado “recambio de liderazgos y la renovación de propuestas e ideas para la reconstrucción del proyecto de izquierda progresista”.

Es cierto que la renovación generacional de la política chilena y de sus entes representativos viene demandándose desde ya un largo tiempo. Se hizo fuerte por ejemplo en las movilizaciones del 2011 (y quizás previamente en el 2006) donde -el resultado de esa agitación social y política- tuvo como resultado la modificación de la agenda pública que hasta nuestros días tiene una fundamental importancia, y que además permitió el ingreso de nuevos liderazgos a la Cámara de Diputados. Pero hoy en día es una premura llevar la reflexión y ampliación del recambio sobre todo en los partidos políticos tradicionales.

Esta Cruzada, que paulatinamente se ha transversalizado, ha sido llevada principalmente por los jóvenes y otras generaciones que hoy ven una oportunidad de entrar en los espacios de conducción y generar la tan ambicionada reconstrucción. Con el nuevo sistema electoral proporcional que ha reemplazando el sistema binominal, que auxiliaba la mantención cupular de la política, cambió radicalmente las condiciones para forjar el recambio de los liderazgos en el sistema político sobre todo en las instituciones que cumplen un rol representativo. A nuestro parecer,es en este contexto donde se presenta la oportunidad desde el PPD, para poder fundar un nuevo proyecto político que conduzca el recambio y que entregue respuestas inclusive a las nuevas formas de gobernanza.

El ex candidato Alejandro Guillier, puso de manifiesto su preocupación por los jóvenes. Dentro de su programa de gobierno mantenía una preocupación sobre las capacidades del instituto nacional de la juventud (INJUV) y el fortalecimiento de su institucionalidad, como también figuraban las propuestas sobre políticas de prevención del embarazo adolescente, de infecciones de transmisión sexual y del VIH/SIDA. Se encontraban -además- ampliar la oferta cultural; la creación de programas de capacitaciones, programas específicos para los jóvenes que no trabajan y tampoco estudian. El fortalecimiento del programa de voluntariado del INJUV; avanzar en materia de los fondos concursables, para proyectos dirigidos a jóvenes; fortalecer la innovación social juvenil, potenciando el emprendimiento en la actividad económica en conjunto con los gobiernos locales, y también establecer la educación financiera a nivel escolar. Por último, la reforma constitucional para la reducción a 16 años la edad mínima para ejercer el derecho a voto.

Estas propuestas estaban enfocadas al mejoramiento de la calidad de vida de las y los jóvenes de nuestro país. Pero además de esto, el ex candidato de centro izquierda siempre ha enfatizo la necesidad de impulsar el recambio de liderazgos en los partidos políticos, se comprometía a exigir a las cúpulas de cada una de las colectividades a realizar los esfuerzos necesarios para esto. La preocupación del Senador estaba (y esperemos que siga manteniendo la misma postura) enfocada en el mejoramiento de la calidad de vida de los jóvenes y también de las oportunidades, para las nuevas generaciones a entrar al debate y los espacios de conducción fundamentales que definen el futuro de nuestro país.

Muy distinto es el programa del actual presidente electo Sebastián Piñera, donde existe una nula presencia de propuestas que estén enfocada en dar respuestas a estas necesidades de nuestra sociedad y el futuro que nos depara, tanto como lo que concierne a la calidad de vida de los jóvenes como la iniciación de estrategias para el recambio generacional en la política de nuestro país. En los cuatro años del gobierno de derecha lo más probable es que exista un retroceso significativo en esta materia.

Cuando hablamos de recambio generacional, no estamos hablando tan sólo del surgimiento de nuevos liderazgos “como un desfile de nuevos rostros”, sino que además, y más importante aún, en la necesidad de levantar nuevas ideas, fortalecer contenidos y buscar nuevas respuestas para la sociedad y la política del siglo XXI.

Ideas y propuestas que vienen a responder los nuevos desafíos como en educación: las nuevas formas de educar y el nuevo rol de la pedagogía; desafíos en el medio ambiente: el inminente e imparable cambio climático y su consecuencia, tanto en nuestro ecosistema como en nuestra vida social y personal, como también dar respuesta a la necesaria y muchas veces olvidada encrucijada sobre la soberanía del agua (recurso que sigue en manos de privados y no en manos de las propias comunidades); los desafíos que conciernen a la salud: establecerla como un derecho universal y no como un bien de mercado fortaleciendo las prácticas preventivas y alternativas, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Desafíos en la ciencia y tecnología: comprender la presente globalización de las relaciones sociales e interpersonales, a través de las plataformas virtuales y redes sociales, como además de la interesante exploración de los planetas cercanos y el posible asentamiento de la primera comunidad fuera de nuestro planeta.

Desafíos fundamentales como la humanización de la política: que no tan sólo sea una mera administradora de los recursos necesarios y del aparato estatal, sino que -además- la política recobre la capacidad de entregar un sentido a los individuos y preocuparse también del bienestar emocional y espiritual de la personas.

Desafíos en los acelerados procesos de migración: establecer controles con altos grados de integración real a la interacción entre culturas y fomentar la no discriminación; y además los desafíos que conllevan la profundización de la democracia: avanzar con acciones concretas para el establecimiento de la democracia participativa-representativa y conductora como de los valores de la tolerancia y la no violencia de una nueva sociedad. Estos y muchos más son los desafíos del siglo XXI.

Es en este contexto es que desde el PPD debiese  proponerse un nuevo proyecto político refundacional, tanto para fortalecer y refrescar su estructura interna como también hacer los esfuerzos para dar respuesta a la sociedad que se está configurando en nuestro siglo. Con estrategias claras de mantener una férrea oposición en conjunto con los otros partidos de centro izquierda, a las políticas del próximo gobierno de derecha; establecer alianzas con vecinos naturales (inclusive partidos del Frente amplio) y buscar coordinación para generar efectivamente dicha oposición, tanto dentro del parlamento (en ambas cámaras) como también, y más importante aún, en las calles con los movimientos sociales y la ciudadanía; reconstruir el progresismo y sus tiendas políticas en función de las repuestas que necesita nuestra actualidad y la propia complejidad de la sociedad en que vivimos; y el necesario recambio generacional de liderazgos que representen a buena manera esas respuestas: es aquí, en parte, donde se encuentra una puerta de esperanza para que la izquierda progresista vuelva a recobrar su capacidad de movilizar la sociedad y volver a soñar con un Chile nuevo, como el PPD  lo hizo hace 30 años atrás cuando las ideas progresistas democráticas lograron ganarle a la dictadura y recuperar la democracia; hoy debemos recurar la confianza. Hoy debemos hacer renacer el respaldo del pueblo.

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