Gonzalo Navarrete: “Se tiene que acabar el girardismo y el laguismo en el PPD”

Fuente: El Mercurio,  sábado 30 de diciembre 2017

“En lo personal, me duele, es bien duro”, comienza diciendo el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete, al referirse al estado actual del partido en el que ha militado por cerca de 30 años. “El PPD está en la UTI”, agrega el médico y ex alcalde de Lo Prado, quien, en la última elección parlamentaria, sufrió una derrota personal y la de su propio partido, que pasó de 14 a 8 diputados.

En este contexto, sumado al triunfo de Chile Vamos en la elección presidencial, Navarrete definió poner su cargo a disposición en el consejo nacional fijado para el 20 de enero. Pero antes de eso, dice en esta entrevista, debe iniciarse un proceso para repensar el PPD y eliminar de raíz la división interna que se ha manifestado en una serie de tendencias amparadas en dirigentes de la colectividad.

“Tras la elección interna, me voy a tomar un tiempo sabático fuera de la política activa”, señala el timonel PPD. “Esto es llorando, pero haciéndose cargo”, agrega.

-¿Cuáles son los factores que, a su juicio, propiciaron la crisis del PPD?

-Esta es una de las crisis más grandes en la historia del PPD y no se pueden buscar atajos. Lo primero es que en las zonas urbanas la novedad que representaba el PPD se la llevó buena parte del Frente Amplio. Ahí tenemos un problema. Segundo, que parte de la división que tenía el PPD en las propias regiones impidió tener una campaña estructurada; en la VII, en la I, en la II, en Los Ríos, que son lugares donde había una apuesta de que podíamos ganar, la división interna provocó que la campaña fuera menos intensa. Tercero, ya en la ingeniería electoral, en un sistema proporcional el partido que es más potente saca más cargos y todo lo que sobra o no alcanzaste, le sirve al otro. Y eso hizo que en varios lugares nosotros subsidiáramos al PS. Otro elemento es que los diputados que iban a la reelección habían disminuido su trabajo en terreno y su legitimidad, y los que se iban no dejaron a nadie. Además, en distritos grandes, como La Florida y Maipú, no logramos tener candidatos competitivos, lo que claramente indica que hay falta de trabajo partidario de base. Por eso este resultado no hay que verlo solo desde el punto de vista de la negociación o la ingeniería electoral; es un proceso muy profundo. El no tener recambio, no tener trabajo territorial, no tener candidatos y tener un problema de marca son cosas que se vienen dando por lo menos hace seis años.

-¿De quién es la responsabilidad?

-En lo estructural, no fue un problema nuestro. Era hacer lo que se podía con los elementos que teníamos. Cometimos dos o tres errores que sí son responsabilidad nuestra. A Guillermo Ceroni le inscribimos mal la candidata (que lo acompañaba en la lista), ahí tuvimos un problema de papeleo. Segundo, haber cedido a la presión de parlamentarios, como en el caso de Valparaíso, que querían a un candidato versus otro. Y no haber preparado candidatas mujeres al Senado con tiempo, porque a dos de ellas las reclutamos prácticamente en las últimas 24 horas. Y si uno sabía que tenía una ley de cuotas muy exigente, debimos haber hecho una pega de búsqueda con mayor anticipación. El resto era jugar con lo que tienes, era lo que había. No tuvimos fichajes adecuados para lo que venía.

-¿Y esa labor no era propia de la directiva?

-Claro. Nosotros hicimos una búsqueda, pero probablemente si nosotros con el conjunto de los incumbentes territoriales, diputados, hubiéramos dicho “¿sabes qué más?, tenemos un problema serio”, y nos hubiésemos puesto a buscar, habríamos encontrado más.

-¿Hubo una falta de liderazgo para coordinar esta tarea?

-Se hace una autocrítica en que la planificación, para la gravedad del problema, no fue suficientemente desplegada y no involucramos a todos los que podríamos haber involucrado.

“Esto se transformó en una burocratización del poder”

-Usted ha planteado la necesidad de iniciar un proceso de rediseño del PPD. ¿En qué consiste?

-Dos cosas hemos acordado como debate interno que hay que repensar: cuál es la sociedad que tenemos hoy día y cuál es el lugar que va a ocupar el PPD, entendiendo que lo que no cambia en el partido es que nosotros queremos transformaciones en un ideario progresista que tiene una vertiente liberal, una socialdemócrata y una más de izquierda. Por otro lado, cuáles son los cambios de la vida interna del partido que hay que hacer.

-¿Como cuáles?

-De alguna manera, lo que todo el mundo está viendo es que esto de los “ismos” asociados a personas son más bien espacios del poder interno que de pensamiento estratégico. Lo que se ha ido configurando es la idea de que debiéramos tener un partido que tenga tendencias legítimas internas, que más que representar personas representen ideas diversas y estructuradas, más que liderazgos unipersonales. El debate en el PPD se transformó mucho más en un espacio del poder que de las ideas.

-¿A qué liderazgos unipersonales se refiere?

-Todos hoy estamos viendo cómo densificar al partido en su vida interna. Se tiene que acabar el girardismo y el laguismo en el PPD. Es una reestructuración importante, porque de las cosas que plantea Guido Girardi, si están limitadas en su persona, finalmente terminan solo siendo si al líder le va bien, regular o mal. Si el laguismo se conforma en torno a Lagos Weber y solo si él se mueve, le va bien… ¿Qué es lo que hay detrás de esa idea? Finalmente, no hay un debate que reconfigure el panorama interno.

-Algunos analistas han planteado que el PPD se ha ido convirtiendo solo en un espacio de poder, funcional a algunos sectores del partido.

-El PPD en su historia lo que ha hecho es colocar temas que están más allá de las fronteras, porque el no estar atado a una ideología permite tener espacios de creatividad. Cuando perdimos esa creatividad y esto se transformó en una burocratización del poder, sí creo que tuvimos un problema. Pero no es la esencia del PPD. Uno podría decir instrumental, si uno lo entiende como instrumento de transformación; yo no tengo problema. Pero se ha calificado eso como un partido sin vocación de transformación. Lo que hay que reafirmar hoy es su capacidad de innovar, su capacidad de estructurarse en torno a un amplio espacio de debate de ideas y mecanismos democráticos. Y eso es despersonalizarlo. Con lo que uno tiene que terminar en el breve plazo es con el “ismo” asociado a nombres.

“Tenemos una disputa cultural con el Frente Amplio”

-¿En la discusión del rediseño del PPD se considerará la irrupción del Frente Amplio como un referente con el que podrían disputar un sector de su electorado?

-El Frente Amplio nos disputó el nicho de la novedad, de la renovación de personas y de la diversidad de ideas. Eso era lo central nuestro. Por lo tanto, sí, culturalmente tenemos una disputa con el Frente Amplio. De hecho, para sectores del Frente Amplio su principal objetivo es que el PPD sea ícono de disputa y el lugar a ocupar.

-¿Hacia dónde, a su juicio, debe ir el PPD? ¿Hacia un espacio socialdemócrata o de una izquierda más tradicional?

-El PPD tiene que primero redefinir su identidad. Esto no se resuelve con la fusión con A o con B, o con definir ahora que nuestra política de alianzas es con la DC o con RD; primero definámonos nosotros. Yo, en lo personal, creo que debemos ocupar un amplio espacio del progresismo que tiene una voluntad de cambio y que incluye temas de mercado, Estado y sociedad. Yo no soy, ni el PPD es, un espacio que entiende el mercado como rentista, especulador, monopólico y concentración del poder; ese mercado no lo quiero. Pero tampoco quiero una izquierda que es solo Estado, solo redistributiva.

-¿Debe dejar de ser el partido de la retroexcavadora?

-El PPD tiene que ser retroexcavadora cuando solo predomina el mercado desvalorizado, o retroexcavadora cuando solo es el Estado el que se tiene que hacer cargo cien por ciento.

-El consejo nacional del 20 de enero será un espacio para el debate interno. ¿Con qué disposición llegará la directiva?

-El 6 de enero es la directiva nacional, el 12 los consejos regionales y el 20, el consejo nacional, y podemos fijar allí la fecha de elecciones internas, que puede ser el 15 de abril. En ese proceso, varios de los que están en la mesa estamos disponibles para hacernos cargo y no dejar botado el partido. Pero también estamos disponibles para que de aquí a que sean las elecciones haya una eventual directiva de transición. Eso es lo que vamos a ubicar ahí. El irse y no hacerse cargo, esa no es mi estrategia. Ya hay un proceso establecido que se hace cargo del problema. La mesa tiene fecha de término y camino acordado, eso es lo que tendremos que discutir.

-¿Cómo evalúa la renuncia de la vicepresidenta Verónica Pinilla, en protesta por los malos resultados del PPD?

-No estoy de acuerdo en que uno resuelva individualmente problemas que son colectivos. Respeto la decisión, pero creo que es un error político. De lo que hemos discutido en la mesa, no creo que haya más renuncias antes del 20 de enero.

-En el partido han comenzado a surgir nombres para sucederlo, como el del canciller Heraldo Muñoz.

-Hablar de candidaturas hoy día es completamente prematuro. No hemos resuelto nada todavía, eso sería otro atajo.

-¿Cómo se debe, a su juicio, rearticular la centroizquierda?

-Yo no creo que la derecha sea más de la mitad. El espacio de la mayoría nosotros lo perdimos por un mal diseño de campaña. En el mediano plazo tiene que haber una estructuración de la centroizquierda no rígida, pero que hay que construir. No es posible ganarle a la derecha si es que no se avanza en un proceso de unidad progresiva en torno a aquellas cosas donde todos estamos de acuerdo, pero eso no es posible hoy. El tema de las identidades y la oposición al Gobierno nos van a generar nuevos lazos y redes que hay que construir. Enfrentar un proceso eleccionario, como la municipal y las gobernaciones, con la atomización de la centroizquierda es un suicidio. Pero eso no se puede resolver ahora.

”No soy, ni el PPD es, un espacio que entiende el mercado como rentista, especulador, monopólico y concentración del poder; ese mercado no lo quiero. Pero tampoco una izquierda que es solo Estado”.

”Lo que todo el mundo está viendo es que esto de los “ismos” asociados a personas son más bien espacios del poder interno que de pensamiento estratégico”.

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