El futuro del PPD

Columna de Opinión /Gonzalo Navarrete Muñoz /Presidente PPD

Publicada en El Mercurio lunes 20 de febrero de 2017

El columnista Gonzalo Rojas, conocido exégeta del autoritarismo, califica al Partido por la Democracia como “una de las peores manifestaciones de lo propiamente chileno”.

Es probable que la incomodidad del columnista con el PPD, como de muchos otros que comulgan con el negro período que vivió Chile entre 1973 y 1990, tenga que ver con su historia. Nuestro partido surgió para participar en el plebiscito de 1988, cuando el dictador de entonces pensaba estar un largo tiempo más en el poder y así, por las vías legales, y con la movilización de los votantes, empezar el retorno a la democracia.

Si hay una manifestación de la que Chile debe avergonzarse es del autoritarismo que vivimos años atrás, donde se creía que era posible un mejor país sin partidos políticos, y si estos existían, tenían que ser verdaderos contingentes de guardianes de la verdad oficial.

El apodo de “partido instrumental” nunca ha representado lo que el PPD ha sido en su historia tras el retorno a la democracia. Tampoco la caricatura de ser una amalgama de distintas ideas. Una de las riquezas de nuestro partido es justamente la diversidad de opiniones que recoge, y las distintas vertientes de pensamiento de donde provienen los militantes. Pero todos sin excepción comparten el ideario de ser un movimiento político fuertemente comprometido con la dignidad de las personas.

Dentro de los roles de los partidos políticos, uno de los más relevantes es la propuesta de una visión de país centrada en valores; de ella se desprenden las leyes, las políticas públicas y las conductas. Es lo que da coherencia y genera credibilidad y confianza.

La política es como la vida, se cumplen etapas en las que se cierra una, se aprende, se reflexiona y se proyecta. Aprender en común es parte sustantiva de la democracia. La profundización de la democracia es para el PPD su razón de ser.

No aspiramos a ser un partido de corte autoritario, con una doctrina proveniente de iluminados, como un dogma, y que busque suprimir otras formas de pensamiento, o irreductible, como Rojas se imagina la política perfecta, sino que promovemos la discusión interna, y respetamos entre nuestros integrantes las diversas visiones que se expresan en nuestros órganos de decisión. Sí compartimos todos los ideales de un humanismo moderno, crítico y libertario. Buena parte de nuestra lucha en estos años ha sido por políticas tendientes a generar mayor libertad y justicia para los ciudadanos, y extender los derechos políticos, civiles y culturales, económicos y sociales, como dice nuestra declaración de principios. Nuestro rol, como lo dijo el Presidente Lagos en el acto de proclamación como candidato presidencial de nuestro partido, es seguir corriendo el límite de lo posible.

Nuestra historia nos avala. Muchas veces corrimos dicho límite, y planteamos temas que eran incómodos o poco hablados, como los derechos de los consumidores, los temas de medio ambiente o los derechos de la comunidad LGBTI. Construimos con ello una larga tradición de defensa contra los abusos, de promoción de visiones diversas de nuestro mundo, de nuestras vidas y de nuestra sexualidad. También tenemos un respeto ganado respecto a la responsabilidad que implica ejecutar políticas públicas y por ello hemos formado parte importante de coaliciones que han tenido gran apoyo electoral.

Los tiempos han cambiado, se ha perdido confianza en la política como manera de hacer un mundo mejor. Es un momento riesgoso, porque ante la crisis de la política, surge el populismo, como hemos visto por desgracia en varios países, incluso desarrollados. O peor aún, como conoce nuestra historia, resurgen los profetas del autoritarismo en nuestra tierra. Nuestro partido y todos quienes estamos en la política tenemos también responsabilidad en esta crisis de confianza. Aunque sabemos que somos parte del problema, nos sentimos asimismo parte de la solución. Para ello hemos contribuido con nuestros votos no solo a una ley que dará más transparencia al modo como se financian los partidos; también nos obliga a contar -en un plazo determinado- con una cantidad de militantes para seguir funcionando y recibir fondos públicos.

Saldremos fortalecidos de estos tiempos duros y no dudamos de que cumpliremos con la exigencia que estableció la ley, para seguir defendiendo el sinnúmero de derechos que quedan pendientes en nuestra democracia.

Sabemos que dichas exigencias son necesarias para la existencia y buena gestión de los partidos políticos; ellas fortalecerán la discusión y la democracia interna que tanto molestan al columnista Gonzalo Rojas y siguen incomodando a muchos.

Si fuimos capaces de construir una visión de país coherente, tenemos la convicción de que lograremos avanzar hoy en la superación de las desconfianzas. Podemos re-evolucionar y seguir construyendo un Chile en sintonía con lo que la ciudadanía exige.

Hemos construido historia y aprendimos de ella. Estamos en condiciones de asumir las tareas del presente y discutir las bases de un proyecto país con enfoque programático estratégico de futuro, lo que ha propuesto el PPD y hasta la fecha no ha expresado y no tiene ningún otro partido de centroizquierda.

 

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