Por Francisco Vidal
Las razones de esta posibilidad están dadas por varios factores. En primer lugar, el desastroso respaldo ciudadano que tiene el Presidente, el Gobierno y la derecha, que se expresa en la encuesta del Centro de Estudios Públicos. Este es el gobierno, sistemáticamente, peor evaluado desde 1990. En segundo lugar, el desastre electoral de la derecha en la elección municipal, tanto a nivel de alcaldes como concejales; y en tercer lugar, y lo más importante, la presencia en el conglomerado opositor, por una parte, de un liderazgo indiscutible como es Michelle Bachelet, y, por la otra, el conjunto de fuerzas políticas que convergen en una unidad opositora asumiendo la tremenda responsabilidad de conducir al país en el próximo período. Esta última, la oposición unida, en forma creciente asume sus desafíos y responsabilidades. Es así como se constituyeron tres equipos para enfrentar la organización de las primarias legales, la negociación parlamentaria y las bases programáticas esenciales de esta convergencia opositora. Por ahora, esta convergencia agrupa a los partidos de la Concertación, el Partido Izquierda Ciudadana, el Partido Comunista y la candidatura independiente de Andrés Velasco; pero está abierto aún a otras fuerzas políticas, como el PRI, el PRO y el Movimiento Amplio Social, del senador Navarro.
Esta convergencia, de amplia base electoral, social y cultural, es una garantía de una poderosa fuerza política en gestación. Teniendo claro el objetivo, la oposición avanza. La comisión organizadora de primarias se organiza con el enorme respaldo que significa una consulta ciudadana controlada por el Estado, y financiada su aplicación y organización por éste. Por otra parte, la comisión programática, ya constituida, avanza en la identificación de las bases programáticas esenciales que esta fuerza política debe comprometer, y a la cual estas fuerzas políticas deben adherir. Asimismo, esta comisión prepara junto a lo anterior la metodología participativa y ciudadana de divulgación, consulta y diálogo sobre estas bases, y todo lo que el movimiento social y la ciudadanía desplegada exige y demanda para la construcción de un Chile más justo.
Las fuerzas opositoras convergen hacia una plataforma que contiene, a lo menos, cinco ejes programáticos básicos, como lo son: la reforma política; la reforma tributaria y su aplicación en educación, salud y previsión; la reforma laboral; el Estado y modelo de desarrollo, y la regionalización.
Finalmente, la comisión parlamentaria también avanza, no obstante la complejidad de construir una lista unitaria con la “camisa de fuerza” del sistema electoral binominal. Pero, a lo menos, ya existe un propósito claro: la unidad opositora para romper el binominal y construir una mayoría que le permita al próximo Presidente o Presidenta de Chile hacer las transformaciones que la mayoría abrumadora de la sociedad demanda. El éxito de esta unidad en la elección municipal confirma y asegura esta voluntad.
Por lo expuesto, todo parece indicar que la derecha política, económica, social y cultural es una minoría, y que su gobierno volverá a ser un paréntesis en la historia de Chile.
TODO PARECE INDICAR QUE LA DERECHA POLÍTICA, ECONÓMICA, SOCIAL Y CULTURAL ES UNA MINORÍA, Y QUE SU GOBIERNO VOLVERÁ A SER UN PARÉNTESIS EN LA HISTORIA DE CHILE.