Debates y programas

Por Francisco Vidal 

Concluida la participación de las candidaturas de la derecha y de la Nueva Mayoría en los debates organizados por Canal 13 y CNN, en el marco de las primarias del 30 de junio, es posible considerar los siguientes planteamientos. En primer lugar, desde 1990 a la fecha, esta es sin duda la elección presidencial donde tienen mayor importancia las propuestas programáticas, tanto de los candidatos como de las coaliciones. Esto en mi opinión obedece al diagnóstico común de que se cierra un ciclo político, económico, social y cultural; y se abre otro para los próximos 30 años. Esta realidad conduce a una mayor importancia de la dimensión programa en las respectivas candidaturas.

En segundo lugar, del debate en la derecha se podrían considerar las siguientes conclusiones: las candidaturas de Longueira y Allamand expresan una gran unidad programática construida sobre la reivindicación de lo hecho por el actual gobierno; por los perfeccionamientos menores al modelo económico, político y social, y por el rechazo, de ambas candidaturas, a los cambios más profundos que demanda la sociedad chilena, que se expresa tanto en las encuestas de opinión como en el resultado de la última elección municipal, donde la derecha unida solo alcanzó el 33% de los votos. Las candidaturas de la derecha no están por un cambio profundo de la Constitución; no están por un cambio al sistema binominal; no están por una gran reforma educacional, laboral, de salud, previsional y cultural. Quizás la mejor expresión de lo escuchado a los candidatos de este sector, es que ellos le ofertan al país en forma genuina “más de lo mismo”.

Por otra parte, los debates entre los candidatos de la Nueva Mayoría hablan de propuestas más diversificadas, dependiendo del eje diferenciador. Si colocamos el eje en lo denominado cultural-valórico, las candidaturas de Bachelet, Velasco y Gómez tienden a la coincidencia, aislando a la candidatura de Orrego. Si colocamos el eje en lo económico y social, Bachelet, Orrego y Gómez, tienden a la convergencia, aislando a Velasco. Si colocamos el eje en lo político-institucional, las candidaturas logran una gran convergencia en los contenidos del cambio institucional, pero se establecen diferencias en el método para lograrlo. De lo anterior se desprende que el liderazgo que emerja de las primarias del 30 de junio en la Nueva Mayoría, para construir un programa común, deberá considerar estos ejes diferenciadores.

La tradición de la izquierda y de la centro-izquierda en Chile ayuda a resolver este dilema, considerando que siempre estas fuerzas políticas han priorizado lo económico y lo social, como un eje articulador de sus fuerzas políticas y a su vez diferenciador con las fuerzas de la derecha. En lo personal, tengo confianza en que el liderazgo de Bachelet, que seguramente será la triunfadora en las primarias, podrá jerarquizar y priorizar los contenidos programáticos de la Nueva Mayoría.

En paralelo a este proceso, y desde el mes de enero, con un bajo perfil, los partidos de la Nueva Mayoría, a través de sus comisiones programáticas, han ido desarrollando un trabajo cuyo objetivo es construir una base común de acuerdos sustantivos, para colocarlos a disposición del liderazgo que emerja de las primarias del 30 de junio. A punto de finalizar este trabajo de los partidos mencionados, se aprecia una gran convergencia estratégica de contenidos sobre la base de un diagnóstico común de la sociedad chilena y de los principales desafíos que debe enfrentar un futuro gobierno en el inicio de un nuevo ciclo político, económico, social y cultural. Nos hemos enmarcado, en dicha instancia, por un diagnóstico y una propuesta que se puede resumir en la siguiente afirmación: “Un nuevo ciclo se inicia en Chile, en el que los esfuerzos deben estar en la construcción de una convivencia plenamente democrática para una sociedad más igualitaria. El país ha conseguido logros y progresos de gran significación y, a la vez, hay tantas cosas que resta enfrentar y resolver. Son profundos los cambios que debemos realizar para que podamos, todos y todas, vivir mejor”.

Esta matriz conceptual nos ha conducido, como partidos de la Nueva Mayoría, a establecer a lo menos, cinco ejes que marcan el nuevo ciclo. El primero son los cambios constitucionales y políticos para profundizar la democracia; el segundo es la consagración de los derechos sociales; el tercero son reformas laborales para un Chile más justo e igualitario; el cuarto, un nuevo Estado para un nuevo modelo de desarrollo económico y social; y el quinto, las políticas para el desarrollo regional, la equidad territorial, la sustentabilidad y la protección medioambiental. Nuestra propuesta no se agota en estos cinco ejes, pero constituye una base programática común de los partidos de la Nueva Mayoría, que será colocada a disposición del liderazgo que emerja el 30 de junio, con el objeto de colaborar también desde los partidos a la construcción del nuevo programa de la Nueva Mayoría

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