Por Francisco Vidal
La candidatura presidencial de Michelle Bachelet ha definido que su proyecto programático será construido a través de tres áreas de insumos, consistentes en el aporte de los equipos técnicos nombrados por ella; el aporte de los ciudadanos recogidos a través de la campaña, y finalmente, las propuestas entregadas por los partidos integrantes de la Nueva Mayoría, tanto individuales como colectivos. Por otra parte, la campaña para su desarrollo en esta materia requiere que para fines de septiembre o principios de octubre esta candidatura tenga definida su propuesta programática que se le va a ofrecer a la ciudadanía.
La diversidad de ideas, contenidos e historias de los integrantes que conformamos la Nueva Mayoría, obliga al máximo esfuerzo por construir un programa común, y en ese sentido es muy positivo que la candidata haya abierto las puertas a todas las ideas, y en la eventualidad de haber discrepancias, ella tomará la decisión final. Bachelet, con el 73% de los votos logrados en la primaria de la Nueva Mayoría, tiene más que nunca la legitimidad para la palabra final. En ese contexto, para el PPD por ejemplo han resultado muy satisfactorias algunas de las definiciones ya tomadas por nuestra candidata, que se expresaron con fuerza y convicción por parte de ella durante la noche de la victoria el 30 de junio, cuando sostuvo que ese triunfo no era solo de ella como líder, sino que la ciudadanía también había votado por una nueva Constitución, por una gran reforma educacional, y por una reforma tributaria que financie dicha reforma.
En el debate que está ocurriendo nos gustaría incorporar con énfasis las reformas laboral y previsional que Chile demanda. Por lo anterior, las opiniones del economista José De Gregorio en una entrevista en un medio de comunicación nacional, sosteniendo que “la educación gratuita es partir al revés”, constituye una preocupación. Si la candidata ya ha definido sus tres propuestas principales, no parece oportuno que ni los partidos ni las personalidades convocadas al comando cuestionen esas definiciones, porque las expectativas generadas en las primarias, con el gran triunfo de ese día, pueden sufrir decepciones. Asimismo, hay un enorme campo de aporte de contenido de ideas, en una infinidad de temas e incluso en los ya definidos, como por ejemplo en la aspiración a una nueva Constitución, donde está claro el objetivo, es decir reforma al sistema electoral, eliminación o disminución de los supra quórums, y el cambio conceptual e ideológico de Estado subsidiario a Estado solidario, quedando pendiente para la definición de la candidata el procedimiento para cumplir dicho objetivo. Lo mismo ocurre en materia educacional. Los conceptos de educación pública, gratuita y de calidad y fin al lucro con recursos del Estado, constituyen los principios esenciales de la gran transformación educacional. En consecuencia, creo que son bienvenidos todos los aportes y sugerencias, pero no son prudentes aquellas ideas que son contrarias a las definiciones esenciales de un proyecto transformador.
En otro aspecto de los ya definidos, es preciso afinar la propuesta tributaria. Coincidimos plenamente en el objetivo a recaudar: 3 puntos del PIB, más menos US$ 8.200 millones. Sin embargo, planteamos una interrogante, que es la gradualidad del principal instrumento recaudador, que es la eliminación del FUT, y que está establecido -hasta ahora- en 4 años posteriores a la aprobación de la ley. Concordamos también con el aumento del Impuesto de Primera Categoría a las Empresas del 20 al 25%; como también en la eliminación de la renta presunta, pero nos inquieta la reducción del Impuesto de Segunda Categoría de 30 a 35%, que involucra a 23 mil personas que tienen ingresos iguales o superiores a $ 6 millones, y cuyo costo final es de US$ 285 millones. Para nosotros esa medida solo es justa si es en paralelo a la eliminación del FUT, porque si no demostraría una clara regresividad en la distribución del ingreso.
Como se aprecia, hay muchos temas que requieren aportes e ideas, pero que no objetan ni cuestionan, como lo hizo De Gregorio, las definiciones fundamentales de esta campaña que garantizan un triunfo en noviembre porque representan las demandas más sentidas de la mayoría de chilenos y chilenas.