“Ha sido una gran responsabilidad cumplir con el gesto que realizó la Presidenta Michelle Bachelet al nombrarme”, dice Domingo Namuncura, primer embajador indígena chileno.
El mapuche lleva ocho meses en Guatemala, país donde más del 50 por ciento de su población pertenece a un pueblo originario. El diplomático conoce perfectamente el funcionamiento de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, dado que fue su director en 1997.
En entrevista con La Tercera realiza su evaluación del funcionamiento de este organismo.
¿Cómo ve la reivindicación de los derechos indígenas en los últimos diez años?
Hay un cambio importante. Amplios sectores de la sociedad chilena y latinoamericana se están dando cuenta de que el protagonismo indígena es algo más que una demanda puntual de derechos, sino que apunta a la idea de construir una sociedad que pueda valorar y respetar su diversidad cultural, que puedan coexistir como pueblos y trabajar juntos en la construcción de un modelo democrático participativo. En los últimos años se ha mostrado un progreso. En los partidos políticos, gobierno y medios de comunicación, hay una mayor comprensión del tema. Lo indígena no son solo problemas y tensiones. También son propuestas de presente y futuro.
¿Cuál es el próximo proceso en este ámbito?
Lo que tenemos que pensar es crear una plataforma de entendimientos políticos y sociales, donde se piense cómo estableceremos en los próximos 15 años el rol que jugarán los indígenas en la sociedad. Primero, el continente tiene que autocomprenderse mejor; o sea, nosotros no somos todos blancos, en su mayoría somos morenos, mestizos y criollos. Esa es nuestra realidad. Cuando asumamos y no nos avergoncemos de eso, podremos mejorar la coexistencia. Será mucho más fácil.
Y los pueblos originarios de Chile, ¿están preparados?
La capacidad de los indígenas de acceder a todos los niveles de educación y de la sociedad es mucho más alta que hace 50 años. En Chile, ahora existe una red de más de 22 mil indígenas que están egresando de distintas carreras de instituciones de la educación superior. Esa gente tiene un plus, pues tomarán las riendas del proceso sociocultural indígena en las próximas décadas. Están más formados, identificados y capacitados. Ellos pueden aportar desde nuestra cosmovisión.
Se critica la abundancia de diagnósticos y la desconfianza para lograr acuerdos concretos.
Para avanzar en la construcción de un entendimiento político es necesario ejercer la capacidad de negociación; es decir, ponerse a conversar para lograr acuerdos en torno a un objetivo. Nosotros tenemos que estar preparados para convertir el diagnóstico en propuestas concretas. Si nos seguimos dando vuelta en los diagnósticos y no tenemos propuestas, se producirá una inercia y no avanzaremos. Con todo lo que tenemos a favor, llegó la hora de que el mundo indígena defina, con sus elementos técnicos, el camino a seguir.
Evaluación del trabajo
Usted fue director de Conadi durante la década del 90. ¿Cuál es su opinión del funcionamiento de la Corporación?
La creación de la Conadi, en 1993, fue una contribución muy poderosa del Presidente Patricio Aylwin. Ha cumplido 21 años y ha hecho un trabajo tremendamente meritorio, no exento de problemas, como toda institución pública. A veces con urgencias presupuestarias que se han ido resolviendo en el camino. Ha implementado muchos proyectos, ha permitido recuperar agua y tierras. La Conadi ha sido importante, pero toda institución tiene su ciclo histórico y lo que viene ahora es lo que la Presidenta Bachelet está promoviendo, especialmente a través de la consulta indígena. La creación del ministerio, si lo logramos, permitirá recibir el legado de todo lo hecho por Conadi e instalarlo en un marco mucho más global dentro de la sociedad chilena. Será mucho más transversal la institucionalidad.
¿Ha sido un cambio de visión?
En los 21 años de funcionamiento de la Conadi hay mucho más para valorar que criticar. Ha marcado el proceso indígena, por el reconocimiento los territorios y las comunidades. En 1996 habían 384 comunidades registradas bajo los conservadores de bienes raíces. Hoy tenemos 3.875 inscritas en el Registro Nacional de Tierras. Hay un tránsito provechoso. Eso tiene que ser rescatado por la nueva institucionalidad.