Carta abierta a los y las militantes del Partido Por la Democracia

Compañeros y Compañeras:

Como saben, el Partido por la Democracia entregó su respaldo a Gabriel Boric para la segunda vuelta presidencial, sin condiciones, sin negociaciones y sin mediar ningún acuerdo. ¿Por qué lo hicimos?, se preguntan muchos. La razón es una sola: ante el riesgo y amenaza de un triunfo de la extrema derecha que ponga en juego lo logrado durante los años de gobierno de la Concertación y la Nueva Mayoría y debilite la democracia, esta era la única decisión que podíamos tomar pensando en el bien común del país, y siendo conscientes y coherentes con nuestra historia.

Por otra parte, tampoco queríamos repetir errores que otros cometieron en el pasado reciente, ni menos que algo tan relevante dependiera de intereses menores o querellas subalternas. La nueva constitución, que surgirá de la Convención Constitucional, será el hecho más determinante para las próximas décadas, y su éxito requiere de un gobierno que otorgue garantías de respaldo.

Asimismo, nos parece fundamental que, en la tarea común de ganar la elección, se consideren algunas orientaciones que nos parecen del todo atingentes y necesarias: que se ponga el foco en las necesidades cotidianas de las personas con un mayor sentido común y una alta sensibilidad popular y territorial; que el compromiso con el crecimiento económico y la responsabilidad fiscal sea real y activa con el objetivo de generar empleos, aumentar la recaudación tributaria y evitar la inflación; que se enfrente la violencia, la delincuencia y el narcotráfico con la máxima decisión y la correspondiente integralidad de tal esfuerzo; que se rompa el bloqueo de la política de los vetos creando nuevas formas de viabilizar la colaboración, donde las diferencias enriquezcan las decisiones en vez de hacerlas imposibles; y asumir que los acuerdos en política no solo son inevitables, sino que son indispensables, que acordar o ceder para ello no tiene nada malo en sí, ni necesariamente es una capitulación. Un buen acuerdo permite avances concretos y reales, y es necesario pensar en ello más aún dada la composición del Congreso recién electo. Finalmente, el desafío es cómo construir una gobernanza con una sociedad mucho más despierta y menos temerosa, que incluya la participación incidente de las y los ciudadanos, así como la construcción de pactos explícitos y transparentes, de cara a la ciudadanía.

Cuando la amenaza de la extrema derecha se cierne sobre el horizonte, podemos ver con claridad lo avanzado en estos años. Muchos temen perder lo logrado. Esta afirmación es un claro desmentido a la mañosa política de descalificaciones con que se ha querido invisibilizar los claros avances en materia de crecimiento económico, disminución de la pobreza, derechos humanos, salud, medio ambiente, género, educación y libertades en las últimas décadas. No se nos escapan las insuficiencias y errores, pero de ello se ha hablado mucho en este tiempo. No se puede culpar de todos los males actuales a la democracia, exculpando a la dictadura que instaló profundamente el modelo neoliberal y eximiendo de responsabilidad a la derecha que se opuso a todas las reformas. No se pueden juzgar las cosas sin considerar el marco de restricciones existentes. Más bien queremos poner el acento en la satisfacción que significa haber recibido un país como el que se recibió tras la dictadura y haberlo transformado en uno en que el debate abierto de ideas y los avances en política social nos hacen pensar hoy día en dar un salto mayor en derechos sociales y en desarrollo sostenible.

Coincidimos con Gabriel Boric en la necesidad urgente de transformaciones profundas que permitan menos desigualdades e injusticias, consolidando un estado que garantice derechos sociales, y un desarrollo socioambiental de nuevo tipo. Coincidimos también en que estas transformaciones deben realizarse con gobernabilidad, en paz social y tranquilidad para la gente. Por ello, no somos parte del reduccionismo de las descalificaciones a quienes no votan como nosotros. Todo compatriota, más allá de sus opciones políticas, merece respeto y consideración. Necesitamos recuperar un clima de convivencia que no silencie el debate libre y abierto pero que nos prevenga de las mentiras y el engaño político. No nos convoca ni el reduccionismo de la consigna ni la intolerancia de la funa. Porque tal como hace 34 años, al momento de nuestra fundación, nuestra mayor convicción es la democracia.

Respecto de la centroizquierda, hacemos un llamado a todos sus partidos y movimientos a entrar en un proceso de debate y reflexión sobre el futuro. Debemos asumir que hemos tenido un resultado que merece una autocrítica profunda, la ciudadanía nos ha dado el peor resultado en décadas, pero no ha querido ponernos por debajo de otros pactos y coaliciones. Por eso este es un tiempo valioso para enmendar errores, poniendo el acento en el futuro, en la ética, en la ciudadanía y en las nuevas generaciones. Reiniciar una marcha hacia una izquierda amplia, democrática, verde, feminista, regionalista y digital, asentada en nuestras convicciones y renovada para responder con eficacia a los retos del Chile actual. Por ello no me cabe duda de que el PPD contribuirá decididamente a la configuración de esa nueva fuerza política. Mientras, es tiempo de derrotar a la extrema derecha por la vía de las urnas y en esta tarea, junto a nuestros alcaldes, concejales, consejeros regionales, diputados, senadores y miles de militantes a lo largo del país, seguiremos concentrando todos nuestros esfuerzos.

Fraternalmente

Natalia Piergentili Domenech

Presidenta Partido Por la Democracia

Santiago, 03 de diciembre de 2021

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