A partir de las precarias discusiones acerca de la pobreza por el resultado de la Encuesta Casen, no es menor señalar que; Antes y ahora es una encuesta que no mide la pobreza desde la integralidad de la problemática, sino desde el enfoque de las carencias, el cual, no sólo reduce la visión del tema, sino también, ha repercutido en la generación de programas compensatorios como empleos emergencia, y transferencias directas asistenciales, los cuales no resuelven a cabalidad el problema.
Chile ha crecido durante los últimos años, el empleo aumenta, la pobreza disminuye, como negarlo, pero a ritmos que nos señalan que; La derecha está equivocada cuando afirma que la pobreza y la desigualdad se superan sólo con crecimiento y empleo.
Pero vamos al punto, ya que una de las maneras de sincerar la pobreza, es medirla incorporando al enfoque de carencias (canasta básica) otras dimensiones asociadas al tener; como la vivienda, los servicios básicos, el equipamiento, no sólo del hogar, sino también el comunitario, el acceso al trabajo, al comercio, protección frente a los riesgos, como inestabilidad laboral, envejecimiento, enfermedades entre otros.
Por otra parte, la pobreza no es sólo un tema de tenencia de bienes o servicios, también hay una dimensión no tangible pero presente y que requiere ser abordada por políticas públicas, estos son los aspectos psicosociales como la autoestima, el sentimiento de ignorancia, la falta de redes, la segregación social y espacial por nombrar algunos.
La pobreza no es la misma ni se vive de la misma forma en contextos urbanos que en rurales, tampoco es la misma cuando es analizada junto al entorno donde hay drogadicción, delincuencia y miedo. Tampoco es la misma según el nivel de hacinamiento de un hogar, o tomando en cuenta el tipo de empleo mediante el cual se sustenta la familia. Por ello es tan importante medirla a partir de una suma de dimensiones que brinden diagnósticos más acabados.
Una sociedad que quiere ser desarrollada pero al mismo tiempo que pretende que este desarrollo vaya de la mano de cohesión social, debe estar disponible a medir de manera integral la pobreza, aun cuando una nueva medición aumente los índices que conocemos, pero es la única manera de sincerar una realidad social y abordarla, ya no desde programas compensatorios y homogéneos que fueron exitosos para un contexto temporal, social y político distinto al actual, sino a partir de la constatación y la voluntad de abordarla desde la constatación de la profunda y compleja heterogeneidad de las situaciones de pobreza.
Natalia Piergentili Domenech
Tesorera del Partido por la Democracia. Administrador público y Máster en Estudios Políticos.